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Noticia del blog - Laura Domingo

Cómo un neuropsicólogo puede ayudar en la rehabilitación tras un ictus

El ictus, también conocido como accidente cerebrovascular (ACV), es una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo. Sus consecuencias pueden variar desde leves dificultades en el habla hasta problemas graves de movilidad o cognición. La rehabilitación tras un ictus es un proceso integral que abarca múltiples áreas, y el papel del neuropsicólogo es crucial para la recuperación de las funciones cognitivas y emocionales afectadas.

Entendiendo el impacto del ictus en el cerebro

Un ictus ocurre cuando el flujo sanguíneo al cerebro se interrumpe, ya sea por un coágulo (isquemia) o por la ruptura de un vaso sanguíneo (hemorragia). Esto provoca daños en áreas específicas del cerebro, lo que puede afectar habilidades como la memoria, la atención, el lenguaje, la capacidad de planificar y tomar decisiones, e incluso el estado emocional.

Cada paciente es único, y las secuelas dependen de la magnitud del ictus y la región cerebral afectada. Aquí es donde el neuropsicólogo entra en acción, evaluando y diseñando un plan personalizado de rehabilitación.

Evaluación inicial: el punto de partida

El primer paso en el proceso de rehabilitación es una evaluación neuropsicológica detallada. Esta prueba permite al especialista identificar las áreas cognitivas y emocionales afectadas, así como las capacidades conservadas. Algunos de los aspectos que se analizan incluyen:

  • Memoria: La capacidad de recordar eventos recientes y pasados.
  • Atención y concentración: Evaluación de la habilidad para mantenerse enfocado en tareas específicas.
  • Lenguaje: Posibles dificultades para hablar, comprender, leer o escribir.
  • Habilidades visuoespaciales: Cómo el paciente percibe y se relaciona con su entorno.
  • Estado emocional: Presencia de síntomas como depresión, ansiedad o frustración, comunes tras un ictus.

Rehabilitación cognitiva: recuperando funciones

Tras la evaluación, el neuropsicólogo diseña un programa de rehabilitación cognitiva adaptado a las necesidades del paciente. Este plan incluye ejercicios y estrategias que buscan recuperar las funciones perdidas o compensarlas mediante nuevas habilidades.

Algunas de las técnicas más comunes son:

  • Entrenamiento de la memoria: Uso de herramientas como agendas, alarmas o apps para recordar tareas y eventos importantes.
  • Estimulación cognitiva: Actividades diseñadas para mejorar la atención, el razonamiento y la resolución de problemas.
  • Terapia del lenguaje: En colaboración con logopedas, se trabaja para mejorar las capacidades de comunicación verbal y escrita.
  • Ejercicios visuoespaciales: Para ayudar al paciente a orientarse y moverse de manera segura en su entorno.

Apoyo emocional: clave para la recuperación

El impacto emocional del ictus no debe subestimarse. Muchas personas enfrentan frustración, cambios de humor, pérdida de autoestima y aislamiento social. Un neuropsicólogo no solo trabaja en el ámbito cognitivo, sino que también ayuda al paciente a gestionar estas emociones, proporcionando herramientas para afrontar la nueva realidad con resiliencia.

Acompañamiento a la familia

La rehabilitación tras un ictus no solo implica al paciente, sino también a su entorno cercano. El neuropsicólogo educa y orienta a los familiares sobre cómo apoyar al paciente en el proceso, estableciendo expectativas realistas y estrategias para facilitar la recuperación.

Conclusión

El trabajo de un neuropsicólogo es esencial en la rehabilitación tras un ictus, ya que abarca tanto la recuperación de las funciones cognitivas como el manejo de las emociones. Con un enfoque integral y personalizado, este profesional ayuda a los pacientes a reconstruir su vida tras un evento tan desafiante, devolviéndoles no solo habilidades prácticas, sino también la confianza para enfrentar el futuro.

Si tú o un ser querido habéis experimentado un ictus, no dudes en buscar el apoyo de un centro especializado en neuropsicología. La recuperación es posible con el tratamiento adecuado.

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